lunes, 15 de septiembre de 2014

Hoy le escribo al Dolor, él sabe muy bien quien soy y por donde encontrarme.
Puede venir de sorpresa, de manera fiera u otras veces de manera silenciosa y lentamente hasta que no te sea fácil poder decirle adiós, este es un dolor crónico que se hace hueco en ti y cruelmente se suele dar.

A ti, querido y también odiado Dolor, me gustaría preguntarte cual es tu misión en realidad en nuestro pecho, en nuestras noches sin dormir o nuestras horas eternas con la sensación de no ser siendo.

Con lo años he pensado mucho en la frase que me dijo un amigo "no hay nada peor que sentir Vacío", tampoco es que sea muy bueno no sentir absolutamente nada de vacío aunque claro no se que es peor, sentirse un mero envoltorio de órganos andante o bomba con patas cargada de sentimientos/sensaciones/dolores apunto de explotar. Aun así yo pensaba que me daba miedo el vacío por sentirme vulnerable pero en toda la variedad de miedos que existe, eres vulnerable.

Somos vulnerables a las opciones que no vemos, a las que elegimos y no sabemos que traen o simplemente somos vulnerables a los soplos de vida que nos toca vivir.
Estamos constantemente expuestos al Dolor y a sus extremos.

No nos vamos a librar ni de la alegría ni de la tristeza, somos una amalgama de sentimientos coloreados.


Firmado: Tu pequeño desastre

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