viernes, 19 de septiembre de 2014

Retales

Cada cual tiene su gloria y aquí te delato un poquito la mía, princesa.

Si me preguntarás con que sonido me quedo, creo que respondería sin pensármelo que el de tus gemidos.
Sí, princesa, el de tus gemidos entrecortados, sin aliento y con toda tu fuerza.
Aquellos que por las madrugadas sin buscarlos te brindaba o por ejemplo aquellos mañaneros, que sin saberlo ni programarlo, terminaba mi lengua en aquellas zonas que muchas simplemente con pronunciarlas se ruborizan... Aquel pecado envuelto en nuestra piel con final feliz, si se pudiera resumir.

Si tuviera que pedirte algo es que no dejarás de sonreír pero creo que me quedaría corto; corto porque quería en realidad que no dejarás de gemirle al mundo todo eso que llevas dentro.
Todo ese orgasmo hecho mujer que eres, mi princesa. Tan furiosa, tan apunto de perder los papeles y a la vez  tan "después de la tormenta viene la calma" aunque cueste.
Eres mi tormenta y mi calma; tú sostienes mi mundo con tu valentía de darme hasta el último rayo de luz que te queda, por muy pequeña que la luz sea ese día.
El mundo es tan grande y al final siempre acabo en ti; todas mis decisiones acabaron en ti.

No lo olvides dale al mundo todo lo que vales, mi princesa.




Atentamente, tu pequeño desastre.

lunes, 15 de septiembre de 2014

Hoy le escribo al Dolor, él sabe muy bien quien soy y por donde encontrarme.
Puede venir de sorpresa, de manera fiera u otras veces de manera silenciosa y lentamente hasta que no te sea fácil poder decirle adiós, este es un dolor crónico que se hace hueco en ti y cruelmente se suele dar.

A ti, querido y también odiado Dolor, me gustaría preguntarte cual es tu misión en realidad en nuestro pecho, en nuestras noches sin dormir o nuestras horas eternas con la sensación de no ser siendo.

Con lo años he pensado mucho en la frase que me dijo un amigo "no hay nada peor que sentir Vacío", tampoco es que sea muy bueno no sentir absolutamente nada de vacío aunque claro no se que es peor, sentirse un mero envoltorio de órganos andante o bomba con patas cargada de sentimientos/sensaciones/dolores apunto de explotar. Aun así yo pensaba que me daba miedo el vacío por sentirme vulnerable pero en toda la variedad de miedos que existe, eres vulnerable.

Somos vulnerables a las opciones que no vemos, a las que elegimos y no sabemos que traen o simplemente somos vulnerables a los soplos de vida que nos toca vivir.
Estamos constantemente expuestos al Dolor y a sus extremos.

No nos vamos a librar ni de la alegría ni de la tristeza, somos una amalgama de sentimientos coloreados.


Firmado: Tu pequeño desastre

sábado, 6 de septiembre de 2014

Big Crunch

Supongo que alguna vez te habrás preguntado donde queda todo lo que le das a las personas de ti mismo o sí todo lo que te queda de ellos, es proporcional a lo que les queda a ellos de ti.

A veces he tenido la sensación de sentirme arrasada por los demás, de sentir rabia de todo lo que ya no tengo o que simplemente no encuentro. Hoy por hoy, simplemente me echo de menos.
Echo de menos un poquito de aquella que pensaba que el final no era plausible porque siempre puedes intentarlo una y otra vez, de aquella que las personas no hacían tanto daño porque no había motivo para hacerlo, o un poco de esa que el qué dirán no le era tan difícil de sobrellevar.

Supongo, me supongo, que se llega a un punto que das tantas partes de ti que cuando quieres darte cuenta lo acabas viendo de una manera fea y demasiado difusa; no es que no existas o que ya no seas tú, sino que has renunciado o dejado atrás tantas cosas grandes o pequeñas que te hacían ser tu mismo que al final el “arreglo” que ibas haciendo ya no encaja, ya no cura.

Me cuesta Ver a los demás, sí con mayúscula, porque puedes mirar a una persona y hablar con ella pero llegar o que lleguen a ti es otro cantar. 
Ya no pienso en las corazas, son tan inútiles como vivir con la carga invisible de los demás pero aun así siguen siendo tan ponibles…

Esto es algo así como te tengo miedo pero acércate, es un no lo hago pero me lanzaba de cabeza, un no con un sí detrás, un silencio con una opinión tremenda detrás. En fin, esta es mi contradicción, mi manera de no ser siendo o al revés.

Creo que el problema es que ya no me encajo, que lo nuevo y lo viejo no coinciden, que lo que falta y lo que llega no se dejan espacio y toca readaptarlo o quizás sea mejor reconstruirlo de nuevo.


Firmado: Tu pequeño desastre