viernes, 7 de enero de 2011

Hágamos hueco

Admito que echaba de menos aquella sonrisa que me envolvía los días pero eran tiempos difíciles para tomar una decisión tan madura para un niñato que no sabía ni que hacer con su vida como para arrasar con aquella inocente sonrisa.

Éramos jóvenes y muy soñadores, aun te recuerdo llorando cuando un sentimiento te enloquecía entera, es que ella siempre lo ha sentido todo a lo extremista.¡Dios mío lo que me quería! Era tan intenso pero acabe con él,si señores,no la arrastre conmigo.

Os preguntareis si yo también era un niñato extremista pero en realidad solíamos vivir en extremos diferentes,la sencillez lógica y la complejidad sentida,¿acaso no podíamos estar más lejos sin contar los miles de pasos que me separaban de ella?

Al final lo entendí, entendí que aquella sonrisa se había roto delante de mí, hacía mucho tiempo que no era realmente feliz conmigo aunque su amor ardiera de casi la misma manera.

Ella no era para mi, yo dejaba de ser lo que ella quería y ella me estaba empezando a atar el corazón pero también sabía que yo no era para ella, algún día lo entendería, pensaba a cada momento que se me atragantaba el alma al pensar en lo que iba a pasar.

Ya no seriamos los mismos, era el momento de evolucionar, aquellos adolescentes enamorados habían crecido y el amanecer les había encontrado.
Debía irme si quedaba alguna duda y me volvía a repetir que ella lo entendería con el tiempo.

Aquel 17 de Julio le rompí el corazón y ella se dijo adiós.





Lo hice, abrí la herida, me sumergí en ella y allí estabas pero tengo un problema, ya no soporto lo que era y me convertí por ti.
Tal vez hoy me quiera mucho más de lo que me niego a reconocer y sea mil veces más racional con esa historia.
Quiero ser libre de mi misma y me libero de ti, he cometido muchos errores con el corazón este año pasado y ahora por fin quiero correr el riesgo.

Maldita sea somos libres y no podía verlo.

1 comentario:

  1. Guau.

    Me encanta. No podía resumir mejor ese sentimiento tan puro que es el amor roto por dos corazones que se quieren pero que saben que deben dejarse marchar para poder crecer.


    Qué bonito, Virginia. Me ha inspirado melancolía, tristeza y alegría al mismo tiempo, pero sobre todo alegría, que acompaña a la sabiduría de saber que la madurez sentimental llega y que, tarde o temprano, se aceptan cosas y se comprenden.

    Y tú, pequeña, tú posees esa magia y esa fuerza que sabes que tienes.


    TE QUIIIEROOO!!! Y te quiero aún más cada día!

    muaakcs, batidos!!

    ResponderEliminar

Aleteos