Los caminos se separan, las razones se deslizan reclamando un lugar y los recuerdos se van; es aquí donde tenemos ese punto en el que todo era “normal”, en el que tu vida llevaba un rumbo lógico por el camino que te habían enseñado pero les miras y te miras y nunca has estado más que en una orilla de ese camino, siguiéndolo creyendo que ese era el tuyo pero el camino acaba y solo sigue para los que están en el centro.
Te pierdes y sales por otro camino nuevo, diferente, del que nunca supiste su existencia y ahí estas sin creértelo, sin aceptarlo pero solo puedes andar sobre el sin nunca mirar atrás y si lo haces no encontraras más que espinas de rosas que ya han marchitado.
El camino te lo recuerda, te acuerdas de ellos, de todos aquellos caminantes que compartieron la misma tierra que pisaban tus pies sin saber que sus vidas no tenían lugar en la tuya y viceversa.
Es lo triste de pasar a una fase sin sentir que la has pasado, que no es como se debe pasar, que te debes algo para pasar esa página a rebosar de recuerdos, rota y descolorida.
Lo echas de menos, el tiempo sencillo lleno de problemas estúpidos que ahora te hacen mella, ese fue el problema: el tiempo sencillo es sencillo por mucho que le quieras ver de otra manera y yo conseguí verlo de esa otra manera.
Ahora se un poco más cuando mire con los ojos adecuados y cuando no, cuando hay que cerrarlos y seguir y seguir y cuando te debes sacudir porque lo que ves solo es frustración en forma de fantasmas.
Volví a ver esos videos donde aunque no estaba pero me sentía allí, me emocione allí y lo viví allí; yo sí los recuerdo y os recuerdo tanto que quisiera acabar con esta página.
Quizás deje alguna esquinita doblada para visitaros de vez en cuando o quizás el tiempo la desdoble porque no tenía que ser pero necesito empezar el libro otra vez.
Son estas las palabras y otras más con las que me gustaría empezar mi año de paso de página, así te voy a llamar y así espero que lo seas.
Ya no valen las medias tintas casi secas y las puertas mal cerradas que no dejan de golpear, ya no merecen la pena.