martes, 29 de junio de 2010

Y a veces cuando crees que ni una sola motita de magia se va a posar sobra tu vida, es cuando tontamente se vuelven a humedecer tus ojos como la última vez que tus dedos anduvieron solos por el teclado.

La vida cambia terriblemente, echando la vista atrás hay tantísimos cambios en tan poco tiempo y aquí estoy yo aun intentando buscar una casilla universitaria donde pasar mis próximos años pero desafortunadamente para mí no la encuentro …

Mi corazón no me ayuda, no me habla, no me da vuelcos cuando miro lo que podría ser mi futuro o al menos parte de él y no hay día en el que agote, busque y mire las posibilidades una a una.

Es tonto como busco una pista en cualquier lugar, en cualquier consejo, en cualquier palabra que pido y me dan y siguen mis pensamientos de “esto no es para mí, esto no lo puedo acabar yo, ¡Oh dios idiomas!, esto no tiene salida alguna…” y hasta en sueños me he suspendido yo misma.

No estoy hablando de magia, eso es cierto, ni de la vida de mi corazón ni de mis últimas alegrías ni de nada de lo que suelo decir en mis arrebatos mágicos pero es que si no quito hierro y soluciono este “lio” no podré empezar nada ni descubrir ni abrir ninguna puerta que llevo dentro.

Recuperé la llave de mi corazón, ya está en mi cuello aunque no estoy segura que del todo la tenga controlada.

Hagan hueco señores lectores que puede ser que mi eco empiece a llamarme y recuerden “todo fluye, todo cambia”.